El existencialismo es una corriente filosófica que pone al individuo en el centro de la reflexión. Nacido como una respuesta a la alienación y el desarraigo que muchos experimentaron durante el siglo XX, este movimiento se centra en la existencia humana, la libertad y la responsabilidad personal. A través del existencialismo, se busca entender qué significa ser humano en un mundo que carece de un sentido predeterminado.

¿Qué es el existencialismo?

El existencialismo es una corriente filosófica que sostiene que los seres humanos no están definidos por su naturaleza ni por un destino preestablecido. Esta idea implica que cada persona es responsable de darle sentido a su vida a través de las decisiones y acciones que toma. En este marco, el existencialismo subraya la experiencia individual y subjetiva como aspectos esenciales para comprender la existencia.

Jean-Paul Sartre, uno de los principales representantes de esta corriente, afirmaba que «la existencia precede a la esencia». Esto significa que las personas no nacen con un propósito o esencia definida, sino que construyen su identidad mediante sus elecciones. Además, Sartre enfatizó la libertad radical del ser humano, destacando que, aunque esto supone una carga, también abre la posibilidad de crear y transformar el significado de nuestras vidas.

Características del existencialismo

El existencialismo se distingue por varias características fundamentales que lo diferencian de otras corrientes filosóficas:

                          1. Énfasis en la libertad individual: Cada persona es completamente libre de tomar decisiones y, al mismo tiempo, responsable de las consecuencias de sus actos.
                          2. Rechazo al determinismo: No existen reglas o destinos preestablecidos que definan la vida de un individuo.
                          3. Búsqueda de autenticidad: Vivir auténticamente significa actuar en coherencia con los valores y decisiones personales, en lugar de conformarse con las expectativas sociales.
                          4. Reconocimiento de la angustia y el absurdo: La experiencia humana incluye enfrentarse a la falta de un significado inherente en el mundo y encontrar formas de superarlo.

Søren Kierkegaard

Aunque el existencialismo alcanzó su auge en el siglo XX, sus raíces se remontan al siglo XIX con el filósofo danés Søren Kierkegaard, considerado el «padre del existencialismo». Kierkegaard exploró la ansiedad, la desesperación y el papel de la fe en la existencia humana. Su obra subrayó la importancia de las elecciones individuales y de vivir de manera auténtica, incluso en un mundo incierto.

Según Kierkegaard, la autenticidad implica enfrentarse al «salto de fe», un acto de confianza que trasciende la razón y permite a las personas encontrar significado en su relación con lo trascendental.

Jean-Paul Sartre

Jean-Paul Sartre es considerado uno de los mayores exponentes del existencialismo, y su obra representa el desarrollo más completo de esta corriente filosófica en el siglo XX. Para Sartre, el existencialismo no solo es una teoría abstracta, sino una guía práctica para vivir. Él creía que el ser humano está definido por su libertad absoluta, lo que implica que cada persona tiene la capacidad y la obligación de construir su propio sentido de la vida.

Sartre llevó la teoría a un nivel práctico y político, afirmaba que “la existencia precede a la esencia”, lo que significa que las personas no nacen con una naturaleza definida, sino que se construyen a través de sus actos.

Para Sartre, la libertad es un principio central. Los seres humanos están condenados a ser libres, lo que implica tanto un privilegio como una carga. Esta libertad radical exige que cada persona asuma la responsabilidad absoluta de sus decisiones. Desde esta perspectiva, crear no es solo una actividad artística o intelectual, sino también un acto de afirmación personal y transformación del mundo.

Crear y libertad en el existencialismo

En el marco del existencialismo, la libertad es la capacidad fundamental del ser humano para definir su existencia. Crear se convierte en una manifestación directa de esta libertad. Para Sartre, la creatividad no es exclusiva de los artistas, sino una característica esencial de cualquier acto humano que implique darle forma al mundo y a uno mismo. Crear es un ejercicio de autenticidad, ya que permite al individuo plasmar sus valores, ideas y visión en algo tangible o significativo.

La libertad de crear está estrechamente ligada a la noción de responsabilidad. Cada obra o decisión creativa refleja no solo la individualidad de quien la realiza, sino también su compromiso con la humanidad. En palabras de Sartre, «al elegir, elegimos por toda la humanidad», subrayando que nuestros actos creativos pueden influir y transformar el mundo que compartimos con los demás.

Bibliografía

                          • Kierkegaard, Søren. El concepto de la angustia. Alianza Editorial.
                          • Sartre, Jean-Paul. El ser y la nada. Losada.
                          • Flynn, Thomas R. Existentialism: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
                          • Camus, Albert. El mito de Sísifo. Ediciones Gallimard.

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